Pareció un domingo dedicado a los recuerdos. Sin embargo la realidad
indicó que se trataba de una actualidad con mucha nostalgia entre
autos, colores y más que nada apellidos que tienen mucha historia en el
automovilismo grande de nuestro país.
En la mañana soleada de La Plata ganó en el TC Pista Mouras Juan
Ignacio Landa, marplatense, hijo de aquel piloto que manejó el 'misil'
Dodge GTX de Turismo Carretera y que alcanzó el subcampeonato en 1992.
Fue Juan Manuel Landa quien marcó una época inolvidable en los años '90
para los seguidores de la marca con un súper veloz Dodge cuyos colores
amarillo y rojo, fueron los mismos que llevó el Ford de su hijo en la
victoria del TCPM. Además ese Ford vencedor es atendido por otro
histórico: Tulio Crespi, quien volvió a ganar entre miles de triunfos
en el automovilismo nacional. El motor del Ford de Landa fue de Johnny
De Benedictis, con quien se completó el 'revival' teceísta. De
Benedictis y Landa, fueron rivales en la última etapa de ruta del TC.
Como si eso no bastara, fue el hijo menor de De Benedictis, Franco,
quien llegó segundo en la carrera con un Ford con motores de su padre y
el color verde tradicional que por tantos años acompañó al necochense.
¡Qué piloto, aquel 'Pamperito' de Necochea!, que en el año 1986 alcanzó
el subcampeonato con Dodge y luego en 1993 y 1994 se quedó nuevamente
con el número 2 pero con Ford, la marca con la que se lo identificó,
para en el 1995 retirarse tras aquella impresionante piña en la recta
de Balcarce un viernes antes de una carrera.
Para completar el domingo, en el TC Mouras ganó Nicolás Bonelli con un
Ford idéntico al de su hermano, Próspero. La misma estética, el mismo
auto, la misma motorización, el mismo empeño y la misma historia del
apellido Bonelli en el automovilismo entrerriano desde hace tres
generaciones. Si bien el 'Pope' no ganó todavía en el TC, el recuerdo
de aquella espectacular pole en Buenos Aires este año, se asocia con la
gran victoria de Nico en el autódromo de La Plata.
La familia Bonelli representa uno de los últimos eslabones de la
generación de piloto-preparador que sobrevive en el TC profesional de
estos días. Por eso la victoria tiene un doble valor.
Fue un domingo de recuerdos con muchas imágenes que revivieron y que
aceitaron la memoria de momentos históricos con apellidos ilustres de
la categoría más popular del país.